domingo, 19 de octubre de 2014

Sin él saberlo

Una noche no podia dormir y decidí salir a la calle a despejar un poco las ideas, entré en el primer bar que encontré. La sala estaba a oscuras solo alumbrada por la tenue luz de un foco encima de un viejo piano que estaba siendo tocado con delicadeza, y siguió tocando hasta las 2 de la mañana en punto con la misma cancion.
Al día siguiente necesité volver de nuevo para comprobar si aquel viejo seguía al piano, y allí seguía tocando a la misma hora.
A la tercera noche, ya no lo encontré al pie de aquel estropeado pero hermoso piano. Pregunté a una agradable camarera y me contó que aquel hombre había tocado aquel intrumento durante mas de veinte años cada noche hasta las 2, y que los 23 de cada mes no se presentaba en el bar.
Aquella noche descubrí, que aquel peculiar viejo era el dueño de aquel bar, y que se enamoró de una hermosa camarera que curiosamente libraba todos los 23 de los meses. Aquella mujer murió y aquel pobre hombre por todo aquel dolor olvidó toda su vida, olvidó hasta a su hija que se encontraba todos los dias vigilando las canciones que su padre al día de hoy toca casi todas las noches en su piano.

Y lo mas inesperado de todo, es que su hija me contó, que aun olvidando todo lo que en su vida fue, convirtiendose en un peculiar pianista, todos los 23 del mes iba a ponerle flores a una bella mujer a la que le dedicaba todas y cada una de sus canciones sin él saberlo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario